En la Casa de Ejercicios Espirituales San Javier Del Valle en la ciudad de Mérida se realizaron los Ejercicios Espirituales acompañados para universitarios. Participamos en la dirección de los mismos, varios Institutos religiosos: Dos (2) sacerdotes y un escolar de la Compañía de Jesús, una (1) hermana Reparadora de los Sagrados Corazones y una (1) Esclava de Cristo Rey. Dejemos que sean los mismos jóvenes quienes nos cuenten su experiencia:
Desde hace poco más de un año comenzó mi encuentro con Jesús, comencé a tener hambre y sed de Dios, pero no fue algo que pasó en un momento, sino una experiencia que se ha ido repitiendo en la novedad de mi día a día.
Poco a poco fueron aumentando en mí, los deseos de crecer en espiritualidad, la cual fui alimentando en distintas actividades, servicios y apostolados. Yo tenía una certeza de mi conexión con Dios, estaba muy segura de que sabía orar y que mi comunicación con Él era buena, luego del ENAJO, Encuentro Nacional de jóvenes, recibí una invitación de un sacerdote Jesuita a vivir la experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, a pesar de no conocer mucho de que se trataba decidí ir y ahora puedo decir con toda sinceridad que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida.
Al llegar a la casa de ejercicios, aparte de mis expectativas, llevaba conmigo muchos miedos, inquietudes en mi corazón, dudas y un montón de preguntas. Desde el primer día recuerdo que pude hallar mucha paz en toda esa combinación de silencio, coloquios y naturaleza, y ahí pude darme cuenta de que lo que tenía antes por concepto de oración era algo muy básico y así comencé a abrir mis sentidos, pero sobre todo mi corazón.
liberador. Confieso que a veces sentí miedo porque cada vez eran experiencias más intensas en medio de cada oración, pero Jesús inmediatamente calmaba mis miedos y mi corazón.
Siempre pensé que eso de la concentración y la meditación era algo muy difícil, pero la manera de explicarlo en cada formación que nos dieron los guías, lo hizo muy entendible y fácil de digerir. Yo no sabía lo poderosa que era mi mente y mi imaginación hasta esa experiencia, los ejercicios de meditación guiados fueron espectaculares y me los pude vivir a flor de piel. La forma de experimentar esa cercanía casi tangible con Jesús en los momentos de oración y meditación fue algo que jamás imaginé sentir tan real, tan cercano, y me gustaron tanto que de hecho los he vuelto parte de mi vida y de mi espiritualidad, siguiendo los 5 pasos Ignacianos y logrando la concentración en mis momentos a solas con Dios. Hacer el examen me ha ayudado mucho a autoevaluarme progresivamente, pues estoy en proceso de conversión constante y se hace más fácil encontrar respuestas y revisarme, leyendo de mi puño y letra sobre las mociones y tretas en distintos momentos de mi vida.
Totalmente agradecida con Dios por haber vivido esa experiencia ya estoy esperando ansiosamente la segunda tanda de ejercicios espirituales, para seguir creciendo y fortaleciendo mi relación con Dios.
Isabel Ochoa Ballester. 25 años
Estudiante de Ingeniería Civil
Barquisimeto
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