Hemos aprendido de ellos, nos hemos emocionado con ellos, nos
hemos conmovido al recordarlos y han estimulado nuestros
sueños. Fueron invitados especiales en nuestro encuentro del 1 de
enero pasado en la conexión virtual que tuvimos.
Don Pedro, Áurea, María y Ángeles
Mejor, ellos nos permitieron acompañarlos al rememorar su
primera reunión sencilla y cargada de significado, en donde
soñaron la Congregación en la salita de las primicias; eran una
semilla lista para germinar que tenía escondida en su
pequeñez los secretos de la vida: aportaron una forma de
amar a Jesús, de hacer el bien a los hermanos, de llevar
salvación al corazón de los seres humanos y hoy, en este
misterio de la vida, nuestras vidas están tocadas y ligadas a
las de ellos, como seguidores y discípulos de Jesús.
Quisiéramos ir a tantos momentos:
¿D. Pedro, cómo fuiste aprendiendo de tu madre el
camino de la fe, la confianza, la oración…?
¿De qué manera sentiste que tu vocación era ser
sacerdote?
Y tus “recuerdos indelebles” del 24 de marzo de
1906 al llegar a Murchante, en aquél “solito con mi Dios”… tus sueños llenos de fuego, entusiasmo y
generosidad…
En el tejido de historias de orfandad, dificultades sociales, toca tu vida la experiencia de los
Ejercicios Espirituales, hasta que el Corazón de Jesús, llega a ser el puerto donde anclaste tu vida… Así
nos dejas percibir, D. Pedro, que la plenitud de tu vida en su madurez es vivir en continua presencia de
Dios, entregándote totalmente a los demás; nos muestras con los rasgos de tu vida que el amor a
Dios y al hermano están unidos.
Tres primeras Esclavas de Cristo Rey |
Y tú, Áurea, ¿Qué escribes en tus apuntes…? ¿Qué sientes mientras dejas el registro de las
reuniones? Tantas veces percibimos tus emociones, tu ternura, amor y compromiso cuando escribes.
Nos sorprende tu manera de dejarte contagiar por el ardor de D. Pedro y de ese sumarte con todo a
esta Obra que va dando sus pasos; tu “me doy toda y con todo lo mío”, lo viviste con toda la pasión y
hasta el final.
Ángeles, siempre nos llega la noticia de tu bondad, de tu amor al Corazón de Jesús, de ese
poner lo que eras al servicio de todos…
María, tu sencillez impacta, eres imitadora delicada del “que no hizo alarde de ser igual a Dios…
y pasó como uno de tantos”. La noticia de tus dones y gracias especiales nos la da D. Pedro, siempre
sorprendido y admirado porque Dios te hizo su instrumento y un fundamento imprescindible para dar
comienzo a la Congregación.
Así de sencillo comienza todo: el Sr. Cura se reúne con tres jóvenes del pueblo… se ponen
metas, tienen un sueño común y ¡manos a la obra!.
Fidelidad, constancia, entre una cosa sencilla y otra sencilla el sueño era “ayudar a Nuestro
Divino Redentor en la salvación de las almas”. Gracias por dejar ver que amar a Dios y a los Hermanos
está a nuestro alcance, que también nosotras podemos vivirlo y actualizar el carisma con todos los
medios y posibilidades que hoy tenemos, que podemos seguir haciendo el bien a nuestros Hermanos,
si nos dejamos tocar por el Amor que nos transforma.
El eco de sus vidas entregadas, el interés preocupado y empeñado por la “salvación de las
almas” tiene un tono actual, vivo y real en la voz y ejemplo del Papa Francisco… en sus mensajes y
escritos.
El Papa, nos invita al éxodo de nosotros mismos, a ir donde hay todo tipo de pobreza y
miseria, empezando por casa; a vivir plenamente la alegría evangélica y este año, a meternos de lleno a
comprender por dentro en qué consiste la misericordia de Dios, a experimentarla en nuestra vida, a
repasar las obras de misericordia espirituales y corporales y preguntarnos seriamente cómo nos
hacemos amor-perdón, acogida, reconciliación, ayuda, cercanía; que no queden muros en nuestro
corazón ni en nuestra vida, donde alguien sienta que lo rechazamos, lo aislamos o le negamos su
dignidad. No podemos quedarnos en el discurso, en la indiferencia o en el creer que no es conmigo,
con mi comunidad, con mi congregación…
Vía Noticias Delegación CAMCU - ECR- Enero 2016
0 comentarios:
Publicar un comentario