Señor de toda la historia, aquí tienes un corazón que te quiere amar con tu mismo amor.
Nos has salvado encarnando nuestra misma humanidad y vas encendiendo nuestro corazón con cada palabra, sonrisa o mirada.
Vela tu por el fuego que comienza a arder, enséñame a tener tus mismos sentimientos para que, como tu on sea indiferente al dolor de cada hombre, para que sepa alegrarme con quien es feliz, para tener como tu entrañas de misericordia al acercarme al otro, para que sea tan transparente y fiel que vean en mi sólo un reflejo de ti.
Enciende mi mirada para que te vea en el otro…
Enciende mi boca para que proclame tu verdad…
Enciende mi sonrisa para que lleve alegría en todo lugar..
Enciende mis manos y mis pies para que busquen en todo tu voluntad…
Cuando los vientos amenacen apagar el fuego que tú mismo has encendido, y se vaya quedando una brasa en mí, sé tú mismo quien cuide esa brasa y con tu aliento has que vuelva a arder.
Haz que mi corazón arda no por cosas vanas y sin sentido, sino por todo detalle que me una más a ti.
Haz que cada chispa encienda a otros y pueda así propagar tu reino de amor, justicia y verdad.
Natasha Ramirez ecr
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