Cuando alguien
quiere aprender algún arte, alguna técnica, alguna profesión, busca a una
persona que lleve más horas de vuelo que él y que pueda enseñarle. En la
oración pasa algo parecido. A veces decimos que no sabemos cómo rezar, qué
decir, qué hacer con las distracciones, cómo podemos adquirir constancia, cómo
orar en nuestra vida ordinaria. ¿Quién puede enseñamos?
Como en muchos
aprendizajes de la vida lo que más enseña es la experiencia. Un niño antes de
empezar a caminar cae muchas veces al suelo, hasta que va aprendiendo a
mantenerse en equilibrio. En la oración pasa igual, hay que aburrirse,
constatar nuestra inconstancia, tener momentos muy buenos y otros no tanto para
saber qué quiere decir orar.
Orar es sencillo.
Es como la respiración de/ espíritu. Si no respiramos nos morimos. Si no oramos
nuestro espíritu va atrofiándose hasta que muere y una de las expresiones de
esta muerte es la pérdida de/ sentido de los otros y de/ Otro... sólo nos
miramos a nosotros mismos. Hay muchas maneras de orar, como hay muchas maneras
de caminar o de hablar. Cada creyente debe encontrar la propia. Y así, de esta
forma, toda la comunidad de los creyentes se enriquece. Al mismo tiempo podemos
decir que hay una sola oración, la que hace toda la Iglesia inspirada por el
Espíritu de Dios. Es el mismo Jesús que ora al Padre a través nuestro. Hay una
sola fe, un solo Señor, una sola oración
Un solo maestro.
Los cristianos tenemos un solo maestro que es Jesús. Nos enseña a vivir en
plenitud la vida de Dios, porque él mismo se hizo ofrenda total al Padre y a
todos los hombres y mujeres. Jesús vivió de tal forma que su vida fue una gran
oración hasta el final. Hay en la historia de la Iglesia muchos hombres y
mujeres que han sido verdaderos maestros de oración y en esto se han parecido a
Jesús, porque también su vida fue una oración. Y, además, lo sabían enseñar a
los demás. Hay tantos de estos maestros en nuestra historia: San Benito, San
Antonio, San Francisco, San Ignacio, Santa Teresa... Y aquellos no tan conocidos
como esa madre o ese padre que enseñan a su hijo el Padrenuestro, aquel
catequista que prepara una oración con un grupo de niños, aquel joven que
interviene sin miedo en una oración comunitaria, o el testimonio de/ que busca
espacios en su vida de entrega para hacer un retiro y coger fuerzas para amar
con más autenticidad, o aquella comunidad de contemplativas que desde su canto
de alabanza son maestras de nuestro caminar.
He aquí algunas
oraciones de san Ignacio. Unas son literales y otras adaptadas o inspiradas en
los Ejercicios Espirituales.
1. ALMA DE
CRISTO
Alma de Cristo,
santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua de¡
costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus heridas, escóndeme. No permitas que me separe de ti. Del enemigo
maligno, defiéndeme. En la hora de la muerte, llámame. Y haz que vaya hacia ti
para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos. Amén. (Oración
inicial de los EE)
2. COLOQUIO ANTE
JESUS EN CRUZ
Imaginando a Cristo
Nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio: cómo de Criador es
venido a hacerse hombre y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por
mis pecados. Otro tanto mirándome a mí mismo lo que he hecho por Cristo lo que
hago por Cristo lo que debo hacer por Cristo, y así viéndole tal, y así colgado
en la cruz, discurrir por lo que se ofreciere. El coloquio se hace propiamente
hablando así como un amigo habla a otro, o un siervo a su señor, cuando
pidiendo alguna cosa, cuando culpándose por algún mal hecho, cuando comunicando
sus cosas, y queriendo consejo en ellas. Y decir un Padrenuestro. (EE)
3. ETERNO SEÑOR
Eterno Señor de
todas las cosas, yo hago mi oblación con vuestro favor y ayuda, delante vuestra
infinita bondad, y delante vuestra Madre gloriosa y de todos los santos y
santas de la corte celestial, que yo quiero y deseo y es mi determinación
deliberada, sólo que sea vuestro mayor servicio y alabanza, de imitaros en
pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como
espiritual, queriéndome vuestra santísima majestad elegir y recibir en tal vida
y estado. (EE)
4. SEÑOR JESUS
Señor Jesús,
delante de ti y de la Virgen María, y de todos los hermanos, los santos, con la
ayuda de tu gracia, bien consciente de lo que hago, con todo mi corazón y con
toda mi alma, me comprometo a seguirte, incluso si me toman por loco, o si
pierdo mi prestigio, en pobreza evangélica, y, si es tu deseo, en pobreza de
vida consagrada. (Inspirado en EE)
5. TODA LA VIDA
Te pido, Dios mío,
tu gracia y tu ayuda, para que todas mis intenciones, pensamientos y acciones,
estén únicamente orientadas a servirte y alabarte. (Inspirado en EE)
6. CONOCIMIENTO
INTERNO
Te pido, amigo
Jesús, que por mí te has hecho hombre, que te conozca internamente, como un
amigo a un amigo, para que más te ame y te siga. (inspirado en EE)
7. ATENTO A LA
LLAMADA
Te pido, Señor
Jesús que, al oír tu voz, no me haga el sordo, sino que esté preparado para
poner en acción tu voluntad. (Inspirado en EE)
8. SALIR DE Mi
MISMO
Espíritu Santo,
concédeme el don de comprender que, para seguir el camino de Jesús, he de salir
de mí mismo, superar mi amor propio, y también mis deseos e intereses.
(Inspirado en EE)
9. IDENTIFICARME
CON JESUS
Espíritu Santo,
concédeme el don de identificarme totalmente con Jesús, de tal manera que
quiera y opte por más pobreza con Cristo pobre, que por riqueza. Que quiera y
opte por oprobios con Cristo lleno de ellos, que por honores. Concédeme también
el desear más ser tenido por vano y loco por Cristo, que lo tuvieron por tal,
que por sabio y prudente en este mundo. (inspirado en EE)
10. TOMAD SEÑOR
Tomad, Señor, y
recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo
mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es
vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que ésta
me basta. (EE)
Pere Borràs, sj.
0 comentarios:
Publicar un comentario